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Sobre la mesa: un almacén de vida

Poner algo sobre la mesa

Un almacén de vida

Pongo encima de esta mesa la colección de semillas que he ido recolectando a lo largo de los años. Las guardo en botes de cristal, tal y como se ve en la primera imagen, sin ningún ánimo de convertirlas en souvenirs de mis paseos. De hecho, aunque reconozco alguna por su forma y la ubico en un recuerdo, en un espacio y un tiempo pasados, en la mayoría de los casos no sé cómo llegaron hasta mi cocina. Para mí, simplemente, todas ellas forman un almacén de vida.

Coqueteo con la idea de comprar un semillero, de plantarlas y observar si toda esa vida decide abrirse camino hacia la luz, como sucede con las ideas que duermen en mis cuadernos de notas o en las carpetas que agotan la unidad C: de mi portátil.

Hace no demasiado, me topé con esta noticia. Y la guardo entre mis noticias favoritas, esas que son raras por hablarnos del bien común:

Si en este mundo hay comunidades dispuestas a prestar semillas como se prestan los libros, debemos tener esperanza de que la vida y la cultura seguirán abriéndose camino hacia la luz.

Un saludo,

Sergio Escalona

Debate2en Sobre la mesa: un almacén de vida

  1. Maria Jesús Pérez Monge says:

    Hola Sergio. Me parece muy interesante tu afición por coleccionar semillas. Son pequeños proyectos de vida. No sé si las clasificarás o por el contrario prefieres dejarte sorprender si un día decides sembrarlas.

    ¿Conoces el banco de semillas que existe en Noruega. En el se guardan semillas de todo el mundo y está superprotegido, como un bunker. Te dejo el enlace debajo.

    https://g.co/kgs/Vs8nNbp

    Saludos

    M Jesús

    1. Sergio Escalona Robles says:

      Hola María Jesús, muchas gracias por tu comentario. Sí que conocía el proyecto del Banco Global de Semillas.

      En 2021 ya aparecían noticias de que cuatro empresas (Bayer-Monsanto, Corteva, ChemChina y Limagrain) controlan más del 50% de las semillas del mundo. Estos gigantescos monopolios dominan el suministro mundial de alimentos.

      La noticia que comparto me parece significativa ya que en esa biblioteca «prestan» variedades locales y eso, en el contexto actual de cómo está diseñada la agricultura a nivel mundial es ya de por sí un acto de disidencia.

      Saludos!!

      Sergio

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